domingo, julio 22, 2007

Estados alterados por medio de los deportes

Todos vivimos y vimos lo que pasó el jueves. La rojita no era la que estaba jugando. Todos estábamos poniendo una gran responsabilidad sobre los hombros de estas jóvenes promesas de deporte –quiero destacar que no me gusta el fútbol, lo digo, pero al enterarme de las proezas de un pequeño grupo de adolescentes en un lugar diametralmente opuesto a nuestra posición geográfica, me interesa, como cuando uno ve el fútbol en los mundiales, es algo que a uno le llama la atención, ver buen deporte a nivel global-, ya habían llegado a un a posición que ni siguiera los expertos habían vaticinado –Yo creo que no me gusta el fútbol porque no me caen bien los comentaristas, creen que se las saben todas, pero “anda y hace lo que ellos hacen” me digo para mis adentros- dejando con la boca abierta a todos.

Pero, ¿estamos preparados para el éxito? Cuando uno llega a la cima, ¿sabe como afrontar la posición a la que ha llegado? ¿Podemos afrontar tal grado de excitación, de poderío? Creo que no, nos entra la desesperación, la ansiedad, la poca conciencia de dónde se está, Necesitamos una guía, un manual de instrucciones para este nuevo paso.

¿Y qué paso el viernes? Seguramente aunque a usted no le interese le fútbol ni esté pendiente lo que pasa con el deporte nacional, nada en Chile funcionó, la gente andaba más pesada que otros días, el tráfico era más agresivo; las personas que se gritaban de auto a auto, en el trabajo encontró un montón de problemas, problemas que usted no se buscó. Las noticias en los distintos medios eran puras fatalidades – ¿no ha tenido la sensación no querer leer los encabezados de los diaros ni ver las noticias por la televisión?-. Era uno de esos días.

Me permito citar, un excelente libro que se lo recomiendo a todos –y eso que no soy de comprar libros ni leer mucho- llamado “¿POR QUÉ DESEAMOS LO QUE DESEAMOS?”, de la autora Melinda Davis, Ediciones Urano, donde trata cuales son verdaderamente las necesidades de los seres humanos: una ves abastecidas las necesidades materiales, el ser humano no esta contento, deseamos algo más, una tranquilidad espiritual.

“En el mundo del deporte siempre se ha exigido de que se esté “físicamente y mentalmente preparado para el gran partido o competición” del futuro inmediato. Hoy día, vivimos en un hervidero de prácticas psicoespirituales bien organizadas. Los atletas actuales utilizan estados mentales alterados como visualización y meditación a fin de lograr el máximo de rendimiento físico. El alpinista Ivan Greene describe su entrenamiento mental cuando se prepara para una escalada especialmente peligrosa: “Paso por un ritual que empieza la noche anterior: respiro, me concentro. Visualizo los sitios donde posaré los dedos, cómo me da el so en los ojos, la dureza de las cuerdas contra mi cuerpo, el polvo en las manos… Esa sensación me hace volver cada vez. He construido mi vida sobre esa base.”

“Los jóvenes que se criaron en el Medio Oeste como miembros de la Fellowship of Christian Athletes (fraternidad de atletas cristianos) han pasado de las oraciones en el vestuario a complicadas técnicas de visualización, meditaciones y otras prácticas relacionadas con el zen. A los atletas de las escuelas secundarias –al igual que a los profesionales- se los envía a escuelas especializadas, donde aprenden el arte de los estados alterados con la ayuda de maestros.”


¿Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar? ¿No necesitamos a lo mejor que en toda índole de cosas busquemos aparte de una recompensa material una recompensa que nos deje interiormente satisfechos? Claro, conseguimos cosas, pero, ¿no sería mejor qué, al conseguir esas cosas, termináramos felices? Yo pienso que a los chilenos –incluyéndome a mí- nos falta mucho para cambiar. O quizás muy poco.
PD: Ojo con el arquero de la Rojita, Christopher Toselli, él ve la pelota antes de que llegue a sus manos. Él ya la tiene en sus manos.
comenten · es gratis · vamos · retroalimentacion · posteado por sercon a las 14:41 1 escribieron y dijeron